martes, 28 de julio de 2015
Infartos
lunes, 27 de julio de 2015
El misterio de la muerte súbita
Tráfico de órganos
Curiosidades del corazón.
Enfermedades raras
EL CORAZÓN: ¿QUÉ HAY DE REAL EN SU ASOCIACIÓN CON EL AMOR?
La verdad es que es una pregunta que siempre me he planteado… ¿Por qué relacionamos el sentimiento del amor con el órgano del corazón? A fin de cuentas… Tendría más sentido compararlo con el cerebro ya que el amor no es más que una reacción química (aunque el punto de vista científico no deje de parecerme demasiado frío para una sensación tan cálida). Buscando algo de información para poder hacer una entrada me encontré con algo que, sinceramente, no es lo que esperaba encontrar pero puede servirme.
Siempre se ha dicho que el amor es algo complejo. Existen diversos tipos de amor con todos sus matices: El amor que pueden sentir los padres por su hija y viceversa, el amor que sienten dos amigas de toda la vida o el amor de los cuentos, el que sienten dos personas (válgame la redundancia) enamoradas. Y es una sensación increíble, sientes una felicidad que te envuelve de forma constante cuando estás con esa persona ya que tu cuerpo está generando endorfinas que te atraviesan como si se tratasen de las mismísimas flechas de cupido. Pero… ¿Qué ocurre cuando el amor se acaba? Experimentamos una sensación que bloquea tu mente y hace que asocies todo lo que te rodea a esa persona. Da igual el tiempo, no importa si han sido unos pocos meses o varios años, porque tu cerebro vuelve al punto de partida. Esta es la parte psicológica pero, sin embargo, también hay una parte física. Despues de leer el artículo del Dr. Manuel Martínez-Sellés, pude entender mejor el síndrome de Tako-Tsubo o “síndrome de corazón roto”. Este puede ser el resultado de una ruptura, el fallecimiento de un ser querido o cualquier disgusto grave. Sufrir estrés produce la liberación de catecolaminas, una sustancia que en dosis demasiado altas produce un efecto tóxico en el corazón, lo cual puede derivar en un fallo cardíaco de sintomatología similar a un infarto, aunque sin llegar a la gravedad de este.
Así que podemos concluir en que la frase “Me ha roto el corazón” no es realmente una expresión tan poética como realmente se cree.
LA ADAPTACIÓN DEL CUERPO HUMANO
Hoy, buscando más noticias y artículos sobre el corazón encontré uno que me pareció realmente sorprendente en “La Voz de Galicia”. Resulta que tras extirparle el corazón a un hombre adicto a la cocaína el órgano permaneció latiendo en la mesa por unos 25 minutos.
Según explican las fuentes uno de los efectos de la cocaína es que aumenta el ritmo cardíaco a la vez que reduce el flujo sanguíneo, es decir, el corazón late más pero llega menos sangre y, por lo tanto, menos oxígeno. Su corazón se había adaptado de tal manera a estos efectos que una vez fuera del cuerpo fue capaz de seguir latiendo por casi media hora.
Es sorprendente como el cuerpo humano es capaz de adaptarse a los cambios para sobrevivir, algo que lleva haciendo desde el “australopithecus” ya que, a fin de cuentas, lo que somos hoy no es más que el resultado de una serie de cambios debidos a la necesidad de adaptarse al medio que nos rodea, al igual que el corazón de este hombre adicto a la cocaína. Lo que me ha hecho plantearme esta noticia es ¿Cómo será el ser humano dentro de unos cientos de años? Ya que el mundo ha cambiado y sigue cambiando cada vez más debido a la contaminación que generamos; ¿Llegará el día en que nuestro cuerpo desarrolle una manera de protegerse de la polución? ¿O de las ondas electromagnéticas y de todas las radiaciones que nos rodean? A mi parecer hemos iniciado un proceso de selección natural que posiblemente se nos haya escapado de las manos, de forma que hayamos perdido el control y ahora solo podemos esperar y ver si el cuerpo humano está a la altura de la prueba que se le presenta.
¿Seremos capaces de adaptarnos? Esta noticia me hace pensar que sí, ya que cuando creo que el cuerpo humano no puede sorprenderme más siempre encuentra la forma de hacerlo.
¿Instinto o milagro?
domingo, 26 de julio de 2015
Los eventos de vida traumáticos pueden dañar el corazón de las mujeres, según sugiere un nuevo estudio.
Vivir con un corazón artificial permanente ya es una realidad
En mi opinión, este sistema es muy útil por ejemplo, en los países que tienen menor número de donantes de órganos, o como en este caso, para los pacientes que por otras complicaciones no pueden optar a un trasplante común.
España bate su record de trasplantes, tanto de corazón como del resto de órganos.
jueves, 23 de julio de 2015
El corazón: La llave de la vida eterna
Desde hace miles de años el ser humano ha ansiado encontrar la vida eterna. Cientos son los relatos y leyendas que afirman la existencia de esta: Los Dioses, la fuente de la eterna juventud, el Santo Grial... Un capricho que el hombre ha perseguido desde tiempos inmemoriales y, aunque parezca un sueño demasiado ambicioso, la ciencia parece que va acercándose poco a poco.
Esta mañana leyendo "El País" encontré la siguiente noticia: Un corazón late por sí mismo encima de la esa. Me sorprendió bastante y comencé a leerla para ver de qué trataba. El artículo decía que científicos de la universidad de California habían conseguido desarrollar un minicorazón a partir de células madre derivadas de la piel para estudiar las fases tempranas del corazón y poder probar medicamentos. Gracias a esto no será necesario experimentar con animales. Este avance podría suponer, además, la creación de "Órganos a la carta", es decir, poder sintetizar órganos a partir de células propias sin necesidad de depender de un donante, lo que a su vez eliminaría el problema de la compatibilidad. A efectos positivos, podría ser en un futuro una forma de combatir ciertas enfermedades que afecten a determinados órganos. Un ejemplo podría ser el cáncer: Supongamos que se desarrolla en un riñón y se localiza en un estadío temprano, es decir, la enfermedad no se ha propagado hacia otras zonas; Por lo tanto, se podría reemplazar dicho riñón por uno idéntico sin cáncer. Podríamos tener una reserva de órganos y estar cambiándolos cuando otros estuviesen anticuados, lo que podría suponer la vida eterna.
Obviamente, ahora mismo parece una locura plantearse esta teoría y no parece realista. El que dijo que iba a poner a volar un avión (un artilugio de metal que pesa en torno a unas 150 tonaladas) no estaba siendo realista y seguramente en su día la gente le decía que eso era imposible. Así que puede que en unos años esto pueda pasar de ser un sueño a ser una realidad.