Una tarde primaveral en la biblioteca sufrió
un cambio inesperado cuando sentí que algo sucedía en mis fosas nasales. Ese ligero
escozor que supuse, sería un pelo que estaba haciéndome "cosquillas"
en la fina piel que recubre la cavidad. Con el lateral de mi dedo aplasté ligeramente la cara externa de la nariz y
proseguí con mi tarea en el ordenador. Cuál fue mi sorpresa cuando, como
ignorante de la mecanografía que soy, miré para los dedos y las teclas que
estos pulsan. La leve mancha de sangre que lucía en mi mano, no podía ser otra
cosa que una leve hemorragia nasal.
Rápidamente apagué el ordenador y me levanté
intentando no alborotar mucho el silencio que allí reinaba, y me fui al baño.
Busqué papel y lo introduje en la dichosa fosa , cogí algo más de repuesto y me
volví para mi sitio entre los libros. Mientras restablecía la actividad en el
ordenador con una mano y con la otra sujetaba el papel, pensé en escribir algunas
líneas sobre por qué sucede esto.
El sangrado nasal, o epistaxis, es algo muy
frecuente, dada la gran vascularización que recibe esta zona. Por lo general,
no es señal de preocupación alguna, suelen ser benignas y con un buen
pronóstico. La mayoría de estos sangrados se producen en una anastomosis (un
cruce o rotonda, si entendemos el sistema circulatorio como una red de
carreteras) que se encuentra,
aproximadamente, a media altura en lo que a la superficie del tabique se
refiere. Esta anastomosis recibe el nombre de locus Kiesselbach o área con el nombre de este otorrinolaringólogo
que lo describió por primera vez; en este área se encuentran cuatro ramas
arteriales (la palatina, la esfenopalatina y las etmoidales anterior y
posterior). Hay otras hemorragias
nasales que no salen por el orificio externo de la nariz, las posteriores y
superiores, pero son menos frecuentes y relacionadas directamente con
enfermedades más graves.
Se explica mediante causas comunes, como la
irritación (por sonarse o hurgar con ímpetu),alergias o resfriados y la
sequedad del aire (por el aire acondicionado, por ejemplo); y otras como la
presencia de cuerpos extraños en la cavidad,traumatismo o rinitis. Por otro lado están patologías focalizadas en la nariz (como algún
tumor o infección) o las que afectan a nivel del sistema circulatorio: trastornos hemorrágicos(Síndrome de Osler-Reud,
hemostasia...), aterosclerosis o estenosis mitral. Algunas enfermedades de
otros sistemas pueden producir, de una manera más o menos directa, un sangrado
nasal, por ejemplo la diabetes, las hepatopatías o la ingesta de tóxicos.
Para cortar la hemorragia quiero insistir en
que la técnica implica, tras el taponado de la fosa con un papel o algodón, el
echarse hacia adelante, apretar moderadamente la nariz para ayudar a cerrar la
herida y procurar respirar por la boca. Creo que tenemos la costumbre o, al
menos yo lo he visto varias veces, de echarnos hacia atrás para que la sangre
no salga hacia fuera. El domingo siguiente, en un suceso de epistaxis algo más
alarmante, utilice la técnica ya mencionada otra vez con resultado
satisfactorio, y achaco el suceso a que la herida no había curado bien y al
sonarme se abrió nuevamente . Si se repitiese el sangrado varias veces más a
corto plazo, debería buscar ayuda en un Centro de Atención Primaria, para
identificar la causa real.
Tras ver las causas tan diversas en alguna
publicación como "Epistaxis" de
B. Torres Muros, A. Lazarich Valdes, J. Becerra Vicaria, E. Fernández Ruiz, A. Buforn
Galiana y V. Morell Jiménez y la web de Medline, me conformé con pensar que
la causa había sido la gripe, o "cacholeira", que tenía esa semana y
que debo sonarme con menos ansia para luego no experimentar estas situaciones.
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