jueves, 19 de febrero de 2015
El riesgo que entrañan el Síndrome de Brugada y el QT largo radica en la probabilidad de sufrir una muerte súbita. La posibilidad de reducir la incidencia de ésta pasa por tratar ambas arritmias, y que mejor manera que tratando la raíz del problema. Lo consiguen modificando las pequeñas secuencias de RNA (o microRNA) que codifican las proteínas que colaboran en el proceso de la apertura de los canales de sodio (lo que permite la transmisión de los impulsos que hacen latir el corazón). Podemos mostrarnos, al igual que el investigador jefe del artículo, optimistas porque aún no se ha comprobado la eficacia de estos tratamientos en seres humanos.
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